Es una enfermedad inflamatoria crónica caracterizada por la afectación de las glándulas exocrinas, que son aquellas que vierten su secreción hacia el exterior, las más afectadas son las salivales y las lagrimales.
Autoinmune y Sistémica
- Es AUTOINMUNE porque el sistema inmunitario del cuerpo, encargado de defenderlo de las agresiones externas, reacciona por causas desconocidas contra su propio organismo, así se producen los llamados “autoanticuerpos” y la lesión de estas glándulas.
- Es SISTÉMICA porque además de los síntomas de sequedad, puede afectar a cualquier órgano del cuerpo y producir una gran variedad de síntomas.
- Es CRÓNICA y presenta una progresión muy lenta a lo largo del tiempo. Por esta causa, puede haber un período de hasta 10 años entre el comienzo de los síntomas y el diagnóstico efectivo.
El diagnóstico de SJÖGREN puede ser desafiante, esto se debe a que las distintas manifestaciones suelen ser evaluadas de forma individual por diferentes especialistas, en lugar de ser consideradas en conjunto como parte de una única enfermedad.
¿Quién tiene más probabilidades de desarrollar el síndrome de Sjögren?
La mayoría de las personas son mujeres, a cualquier edad, pero es más común en personas entre 40 y 50 años. Y es más común en personas que padecen otras enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide y el lupus.
Desde el punto de vista de la maternidad, no suele afectar la fertilidad ni la descendencia, con una excepción crucial: la transferencia de anticuerpos maternos (anti-Ro) a través de la placenta pueden dar lugar a problemas cardíacos o lesiones cutáneas en el recién nacido.
En caso de embarazo son muy importantes los controles por un equipo multidisciplinar de especialistas (el reumatólogo o internista con conocimientos o experiencia en enfermedades autoinmunes, el/la ginecólogo/ obstetra y el cardiólogo o dermatólogo) con experiencia en la evaluación de estos pacientes.
Las complicaciones crónicas más prominentes se derivan de la deshidratación prolongada de las principales mucosas, dando lugar a una amplia variedad de síntomas persistentes, estos incluyen el picor de ojos, boca seca, tos seca, fatiga y dolor crónico.
En el ámbito sistémico, la falta de detección y tratamiento temprano de ciertas afectaciones puede conllevar al desarrollo de fallos crónicos en órganos vitales, como los riñones (insuficiencia renal crónica) o los pulmones (fibrosis pulmonar). El linfoma se presenta como la complicación más seria de la enfermedad, pero los especialistas conocen los factores clave que facilitan un diagnóstico precoz.