El Día Mundial de la Audición se celebra cada 3 de marzo, y desde ADARS queremos recordarte que la exposición crónica a sonidos fuertes puede dañar seriamente la salud, desde el corazón hasta el cerebro.
Aunque no se acumula en el medio ambiente como otros tipos, la contaminación acústica causa graves daños en el cuerpo y en la calidad de vida, por lo tanto, se considera un problema de salud pública. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un sonido de 50 dB ya afecta la comunicación, y a partir de 55 dB puede causar estrés y otros efectos negativos. Al llegar a los 75 dB, el ruido representa un riesgo de hipoacusia (disminución de la agudeza auditiva) si la exposición es durante ocho horas. Algunos de los efectos negativos de la contaminación acústica para los seres humanos incluyen estrés, depresión, insomnio, agresividad, pérdida de atención, pérdida de memoria, dolor de cabeza, cansancio, tinnitus o zumbidos en los oídos, hipoacusia temporal o permanente y sordera.
Existen diversas fuentes de producción sonora, como bares, discotecas, aeropuertos, industrias, motores de vehículos, electrodomésticos y el ambiente de trabajo. Por ejemplo, el goteo del grifo produce unos 20 dB, el refrigerador unos 30 dB, la voz humana normal unos 60 dB, el tránsito unos 80 dB, el secador de pelo unos 95 dB, los reproductores portátiles de música al máximo volumen pueden llegar hasta los 115 dB, las obras con martillos neumáticos alcanzan los 120 dB, y las discotecas pueden superar los 130 dB.
En nuestra sociedad, el problema del exceso de ruido se agrava con el tiempo, llegando a provocar traumas sonoros irreversibles. Por ello, es crucial prevenirlos en la medida de lo posible.
No existe un tratamiento para la hipoacusia, por lo que la prevención es fundamental.
Desde ADARS, recomendamos seguir estas medidas para mantener una audición exenta de riesgos:
- Mantener el volumen bajo. Al utilizar aparatos de audio personales, ajustar el volumen a un nivel que no supere el 60 por ciento del volumen máximo.
- Utilizar tapones para los oídos en lugares ruidosos. Si se colocan correctamente, pueden reducir considerablemente el nivel de exposición al ruido.
- Utilizar cascos o auriculares que se ajusten bien y, de ser posible, que aíslen del ruido del entorno.
- Limitar el tiempo dedicado a actividades ruidosas, haciendo pausas auditivas y limitando el tiempo diario de uso de dispositivos de audio personales.
- Prestar atención a las señales de advertencia de pérdida de audición.
- Acudir a un profesional especializado en salud auditiva en caso de experimentar acúfenos o dificultad para oír sonidos agudos.
- Realizarse revisiones auditivas periódicas.