La Navidad puede convertirse en una de las épocas más estresantes, bien por la pérdida de seres queridos, por conflictos familiares no resueltos, por exceso de trabajo, por la carga de tareas mal distribuidas en los preparativos de las comidas, etc.
Aquí algunos consejos básicos para reducir el agobio.
- Si se va a realizar alguna comida o cena en familia, planificar con tiempo el menú, podemos hacer un reparto de tareas para los preparativos de manera que el anfitrión no se sienta sobrecargado.
- Calcular el dinero que nos podemos gastar en estos días y ponernos un límite, de esta forma evitaremos disgustos innecesarios cuando veamos que pasada la Navidad no conseguimos llegar a fin de mes y cubrir nuestras necesidades.
- Hacer una planificación o lista de los regalos que queremos hacer con antelación.
- Es posible que no tengamos una relación perfecta con todos los miembros de nuestra familia, en estas fechas, suelen aflorar conflictos no resueltos. Procuremos ser asertivos en estos encuentros, expresar nuestras opiniones y defender nuestros derechos sin ofender a los demás, ello contribuirá a que haya un clima más amable. Recordar también que el exceso de consumo de alcohol hace que manejemos peor nuestras emociones.
- Ser realistas y no hacernos grandes expectativas sobre estos días, es poco probable que todo salga perfecto. Tomémonos los imprevistos con humor, seguro que serán anécdotas que quedarán en el recuerdo.
Teniendo todo esto en cuenta, la clave para sobrellevar la tensión está en priorizar, trazar objetivos factibles, adaptarse a los distintos escenarios y conocer qué factores podemos controlar y cuáles no, para limitar el impacto del estrés navideño en nuestra salud y bienestar.
¡Creemos buenos momentos y recuerdos, pero sin estrés!