El cáncer de piel se produce cuando las células en esta región del cuerpo se multiplican sin control, estas al ser cancerosas podrían manifestarse como una nueva lesión, una llaga que no cicatriza o un cambio en un lunar existente. En etapas avanzadas, podrían propagarse a otras partes del cuerpo. Existen tres tipos principales: carcinoma basocelular, espinocelular y melanoma.
El carcinoma basocelular es el más frecuente, constituye el 80-90% de todos los cánceres cutáneos. La incidencia está aumentando, por motivos que podrían incluir: una mayor exposición a la radiación UV, (por aumento de las actividades lúdicas, deportivas y de ocio realizadas en exteriores con mayor exposición de piel por cambios en vestimentas), la mayor esperanza de vida, el uso de cabinas bronceado artificial, etc.
El carcinoma espinocelular, es una proliferación maligna de un tipo de células de la piel, los queratinocitos. Es un tumor con capacidad para dar metástasis sobre todo a nivel ganglionar, pero esto es infrecuente (se estima que puede ocurrir hasta en un 5% de los casos, según estudios), y solo ocurre habitualmente en diagnósticos muy avanzados.
El Melanoma es el nombre genérico de los tumores melánicos o pigmentados. A pesar de que la mayoría se originan en la piel, por ejemplo en el tronco o en las extremidades, también pueden aparecer en otras superficies del cuerpo (como la mucosa de la boca, del recto o de la vagina, o la capa coroides del interior de nuestros ojos).
Es crucial estar atento a los siguientes posibles signos de advertencia en los lunares:
- Asimetrías
- Bordes irregulares
- Variaciones de color
- Manchas o lunares con un diámetro mayor a una habichuela
- Cualquier cambio en la evolución de un lunar
Ciertos factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad:
Exposición al Sol
- La exposición excesiva a los rayos ultravioleta (UV), es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel. Esto incluye la exposición prolongada sin protección, así como el uso de camas solares y lámparas de bronceado.
Tipo de Piel
- Las personas con piel clara o que se queman fácilmente tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer. Esto se debe a que tienen menos pigmento protector para proteger contra el daño causado por el sol.
Antecedentes Familiares
- Tener antecedentes familiares puede aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad. Esto puede deberse a la presencia de genes hereditarios que aumentan la susceptibilidad.
Edad
- El riesgo aumenta con la edad, especialmente en personas mayores de 50 años.
Numerosos lunares y tipos distintos de lunares
- Tener un gran número de lunares, especialmente atípicos o displásicos, puede aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad.
*La detección temprana del cáncer es fundamental para un tratamiento exitoso. Si se observa algún cambio en la dermis, es importante consultar a un médico para un examen adecuado. Aunque las pruebas de detección de rutina no son recomendadas para todos, revisar periódicamente la piel y estar atento a cambios sospechosos puede ayudar a identificar la enfermedad en etapas tempranas.