Por Inés Aizpún
“Es inaceptable que el CMD secuestre la salud de los afiliados y les niegue la atención médica que necesitan y por la que pagan.“
El anuncio de grandes obras, magníficos proyectos, impostergables reformas estructurales, más subsidios directos… empieza a no ser suficiente para mantener la confianza en las buenas intenciones de cambio.
Simplemente… algo no funciona.
Viene el Colegio Médico Dominicano a poner la guinda. Con una estrategia de acoso, de bullying, más propia de matón de patio que de doctores en medicina, reta la paciencia del resignado ciudadano, que soporta cada día más presiones por las que nadie responde.
La intención -dicen los del Colegio Médico- es hostigar a las ARS hasta el punto de que desaparezcan y todos nos apuntemos al Senasa.
El sistema de seguridad social, tanto en pensiones como en salud, es notoriamente mejorable; en eso estamos todos de acuerdo y el ciudadano es el más perjudicado por sus deficiencias. Pero es inaceptable que el CMD secuestre la salud de los afiliados y les niegue la atención médica que necesitan y por la que pagan. Eso no es un colegio de profesionales de la medicina, es un sindicato con malos modales y peores ideas.
El gobierno está en la obligación de contener este nuevo ataque al ciudadano que ya no sabe para dónde mirar en busca de respuestas. Entre el precio de la luz, la inflación en el supermercado, el costo de las medicinas, los salarios deprimidos, el tránsito absolutamente descontrolado, la policía en “crisis de eficiencia”, la frontera siempre en un ¡ay!…
Con el cólera asomando y media nación (un cálculo conservador) necesitada de ansiolíticos, la desafiliación que empuja el CMD es una afrenta a la sociedad.
Simplemente… algo no funciona. Hasta las constantes “buenas noticias” de miles de millones suenan raras…