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Salud física: la clave para una Vida Plena a cualquier Edad

En todas las etapas de la vida, mantener una rutina de actividad física es esencial para prevenir enfermedades, mejorar la calidad de vida y garantizar un bienestar integral. Hablemos sobre cómo ejercitarnos impacta la salud en niños, adultos y adultos mayores.

Promover estilos de vida saludables implica el desarrollo de acciones en dos frentes: la prevención de las enfermedades y la promoción de la salud. Aunque existe una superposición considerable entre estas dos clases de acciones, la prevención suele centrarse en enfermedades y traumatismos específicos y a menudo depende en mayor medida de las intervenciones directas de los profesionales de salud. Hay todavía algunos médicos que siguen un enfoque biológico y para quienes los programas de prevención de la enfermedad no pueden tener éxito “porque es imposible hacer cambiar a la gente”. Esta opinión es evidentemente falsa: cada año, miles de personas cambian sus hábitos sanitarios y otros aspectos de su forma de vida. Por el contrario, la promoción de la salud comprende tanto la transformación de los comportamientos individuales y familiares como la ejecución de políticas de salud pública dirigidas a la comunidad, con el fin de proteger a las personas frente a numerosas amenazas a la salud, de ahí que depende sobre todo de las personas que actúan para cambiar los comportamientos propios en relación con la salud y que abogan por la prevención.

¿Qué es la salud física? Se define como el funcionamiento eficiente de los sistemas corporales, incluyendo el cardiovascular, musculoesquelético, respiratorio e inmunológico. Mantenerla depende de tres pilares principales: Ejercitarse de forma regular, nutrición balanceada, descanso adecuado.
En la infancia, el desarrollo físico va de la mano con el cognitivo y emocional. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niños de 5 a 17 años deben realizar al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada a vigorosa. Entre los beneficios, podemos citar un desarrollo óseo y muscular, un sistema inmune fortalecido y un control del peso corporal. Para ellos sugerimos:

  • Promover juegos al aire libre como correr, saltar o montar en bicicleta.
  • Inscribirlos en deportes organizados como fútbol, natación o gimnasia.
  • Limitar el tiempo frente a pantallas y animarlos a explorar actividades creativas que impliquen movimiento.

En la adultez, la salud física se convierte en una prioridad para prevenir enfermedades crónicas y manejar el estrés. La falta de actividad está vinculada a problemas como obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares. De acuerdo con la American Heart Association, los adultos deben realizar al menos 150 minutos semanales de actividad aeróbica moderada o 75 minutos de actividad vigorosa, combinados con ejercicios de fuerza dos veces por semana. Entre los beneficios, podemos citar una salud cardiovascular, fortalecimiento muscular y óseo, gestión del estrés. Algunos consejos:

  • Incorporar rutinas de ejercicio que se ajusten al estilo de vida, como clases grupales o actividades al aire libre.
  • Hacer pausas activas durante la jornada laboral para evitar el sedentarismo.
  • Establecer metas realistas y monitorear los progresos para mantener la motivación.

Los adultos mayores, a medida que envejecemos, ejercitarse juega un rol crucial en la prevención de enfermedades y en la mejora de la movilidad y la independencia. La OMS recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad moderada por semana, adaptando la intensidad a sus capacidades físicas. Entre los beneficios, citamos la prevención de enfermedades crónicas, mejor equilibrio y coordinación y la salud cognitiva. Sugerencias:

  • Realizar caminatas diarias o participar en grupos para hacerlo.
  • Incorporar ejercicios de bajo impacto como natación o yoga.
  • Consultar con un médico antes de iniciar un nuevo programa de ejercicios, especialmente si existen condiciones de salud preexistentes.

La actividad física es el componente central de una buena salud en cualquier etapa de la vida. Desde los primeros años hasta la tercera edad, mantenernos activos es una inversión en nuestro bienestar físico, mental y emocional. Recuerda que nunca es demasiado tarde para empezar a cuidarse.
¡Da el primer paso hacia una vida más activa y saludable hoy!